martes, 28 de diciembre de 2010

¡No sin mi mamá!

Nur ya tiene 8 meses.
Esta semana, por primera vez, Nur ha llorado mucho los dos días que me he separado de ella. En las dos ocasiones, ha sido a la hora de irse a dormir, es decir, como mucho pasaría dos horas con su abuela en el primer caso y con Sara en el segundo caso, durmiendo en la habitación, hasta que llegara su padre, momento en el cual seguiría durmiendo... pero me sorprendió ver como el primer día, Nur no aceptaba mi marcha, lloraba desesperadamente y estiraba sus bracitos hacia mí, realmente no quería que me fuera, para ella era como si me fuera a ir para siempre... me pilló muy de sorpresa, y dudé entre irme o no, pero finalmente pensé que si lo que iba a hacer era bueno para mí, entonces era bueno para Nur, pues si yo estoy feliz, mi hija también lo está.

Al día siguiente de repitió la escena, esta vez yo estaba más fuerte (o más mentalizada)
...Y al siguiente día tuvo mocos. Y tos con mocos.
Por mi formación en medicina china y otras terapias, sé que los pulmones están relacionados con nuestra relación con el mundo, con el dar y tomar, con la libertad y la independencia. Y en este caso...con el apego.

Los días que siguieron traté de estar todo el rato con Nur, de compartir momentos "especiales" juntas, de demostrarle que todo seguía como siempre, jugando, bañándonos juntas, abrazándola mucho a la hora de dormir... pero ya no era como siempre, pero dándome cuenta de que ella lo necesitaba más, de que estaba más pendiente, de que le costaba más irse a la cama, no fuera a ser que me fuera a ir... Algo se había roto, algo había cambiado y ya nunca volvería a ser lo mismo...

Finalmente, y después de que vomitara dos o tres veces el biberón, la hemos llevado a la pediatra. Mónica me ha confirmado lo que yo sentía, que Nur está pasando por este proceso de "desapego", que es normal que en esta época (8 meses) se produzca una de las primeras "separaciones" de la madre, y que los peques suelen somatizar con mocos, pues se siente como un viaje de no retorno. "Es como se discute por primera vez cuando se está enamorado, aunque es inevitable, algo cambia", me ha dicho. Y lo he entendido perfectamente.
En este caso, Nur estaba vomitando porque todavía estaba digiriendo la experiencia de la "separación". Me ha contado que ellos crean mocos como una manera de reproducir de nuevo el medio líquido en el que se encontraban durante el embarazo, acojedor y cálido, en el que se encontraban totalmente envueltos y protegidos por el calor de la madre.
Me parece fascinante como se producen todos estos procesos, y como, a través del amor consciente, podemos transformar y sanar estas emociones que desde tan pequeñitos nos empiezan a afectar.
Así pues, cuando hemos llegado a casa, y mientras le daba la cena a Nur, entre mis brazos, le he dicho "Cariño, ya sé por qué tienes tos y moquitos, sé que fue duro para tí que nos separáramos el otro día, pero a veces esto tiene que ser así y nunca es para siempre. Siempre vuelvo. Te quiero. Sé que ahora estás en este proceso, y quiero que sepas que papá y yo te acompañamos, que no te dejaremos que lo vivas sola, que estamos contigo. te quiero, mi amor..."

Ella se ha acabado el biberón, y mientras se dormía, ha empezado a llorar,a gritar.... y cada vez se dormía más profundamente, mientras seguía llorando, y gritando... su pena, su tristeza... mi niña... y yo la he abrazado con todo mi amor, y acompañándola en este llanto sanador con el abrazo y la presencia silenciosa, he tomado conciencia, otra vez, de quán transformador puede llegar a ser el ser madre, de cómo aprendemos a entregarnos a otro ser tan incondicionalmente como nunca hubiéramos podido imaginar...
Ha sido como hacerle un tratamiento de sacrocraneal... y de hecho he pensado en hacérselo, pero sentía que tenía que ser así, en mis brazos, acariciándola y escuchando su llanto con todos mis sentidos y con todo mi corazón, envolviéndola en mi amor, consciente del vínculo que nos une...
He sentido que volvía a conectarme con Nur muy profundamente, las dos en nuestro proceso de ir separándonos poco a poco... la primera separación de muchas que vendrán después... a medida en que ella o yo vayamos necesitando más espacio, más independencia... unas veces el proceso será más difícil para una y otras veces lo será para la otra, pero siempre algo necesario y natural... pues en la naturaleza siempre hay ciclos, de nacimiento, de crecimiento, de desapego y de dejar marchar... (A la mañana siguiente:)
Nur lleva tomando homeopatía para los mocos 1 día. Jarabe Stodal y gotas Vipulam (espagiria).
Esta mañana se ha levantado sin mocos, y respira con mucha más normalidad, ya no tiene un "pitido" en el pecho, y los mocos en el bronquio han disminuido considerablemente, pues no los oigo al oscultarla y apenas ha tosido. Sé que la homeopatía funciona, pero también que es lenta y qu todavía nos quedan unos días... más también sé que cuando se nos da una espacio para expresar lo que sentimos, sin juicios, solamente apoyando nuestro proceso con una escucha silenciosa y amorosa, podemos sanar cualquier cosa. Y la verdad es que creo que el espacio que nos concedimos Nur y yo anoche a la hora de dormir, ha sido muy importante y muy sanador, pues ella necesitaba expresar su angustia y su dolor, y necesitaba saber que estoy aquí por ella, que la apoyamos y la acompañamos en su proceso... y es que el Amor es SIEMPRE, no lo dudemos, la mejor medicina.

lunes, 20 de diciembre de 2010

"¡Mi vida por un biberón!"

Madre mía, acabo de vivir una experiencia de primeriza total, que aunque ahora me hace gracia, los últimos tres días ha nublado mi felicidad plena. Estos últimos días no podía alimentar bien a Nur con los biberones, no tiraban suficiente, he tenido que tirar un montón de leche y de cereales, y renunciar a éstos últimos la mayoría de las veces para que la peque pudiera comer. Yo no entendía nada, no s eme ocurría qué podía ser, y me he sentido muy impotente.
Está claro que dar el pecho es maravilloso, la Naturaleza es tan perfecta que no da este tipo de "problemas"; pero qué se le va a hacer, este es nuestro momento y así lo aceptamos. El biberón también tiene muchas ventajas para nosotros. Para Nur, para Alejandro y para mí, pues ella puede ser alimentada por ambos y recibe de los dos el alimento (físico y energético), yin y yang... y nosotros gozamos de poder compartir juntos esta experiencia.
Pero vuelvo a las tetinas. En realidad no se me ha ocurrido que pudieran ser las tetinas, parece una estupidez pero es así, tenía la vista nublada, no me daba cuenta de qué podía estar pasando, y me he empezado a agobiar.

Ha sido Alex, en su inmensa sabiduría femenina (en antiguas reencarnaciones ha debido ser madre muchas veces) que me ha dicho que las tetinas hay que cambiarlas, que lo decía la caja de los biberones (¿?), etc.
Bueno, no me ha convencido mucho, pero de repente todo mi mundo ha empezado a girar en torno a las tetinas. He llamado a Mothercare, donde compramos los biberones (marca Dr. Brown´s) y me han dicho que efectivamente hay que cambiarlas porque se estropean (¡!).
Y, como el caso era urgentísimo, y Nur ha comido poco hoy, y yo estaba al borde del ataque de nervios, he bajado a la farmacia y allí me han explicado que les puedo hacer un pequeño corte a las tetinas que tengo en casa, que lo hacen todas las mamás, que esto pasa siempre, hay un momento en que los bebés necesitan succionar más cantidad de alimento y el agujero de la tetina ha de ser más grande (Alex lleva diciéndomelo desde hace más de un mes, y yo ni caso).
Así que he aprovechado y ,por si las moscas, he comprado un par de biberones, uno para las papillas y otro para la leche, marca Suavinex, con unos enooormes cortes de fábrica en la tetina, para poder darle a Nur unas papillas de guerrera maorí.
Así visto la experiencia carece de total trascendencia, pero se pasa muy mal cuando tu bebé tiene hambre y no le puedes alimentar... eso ya lo viví la primera semana de vida de Nur, entre la felicidad indescriptible de su llegada y el infierno de la impotencia, del hambre y el llanto.
Así que nunca más. Ni hambre para ella, ni impotencia para mí.

Ciertamente mi vida estos últimos 8 meses ha dado un giro de 180º; ¿quién me iba a decir a mí que toda mi preocupación y mi desvive iba a girar en torno a unas tetinas de bebé?

Ains! ¡Lo que es ser madre primeriza...!