domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuando me convierto en niña...



¡A jugar Familias! es un Carnaval de Blogs abierto a todos de El Blog de Sarai Llamas para el mes de la Crianza con Apego 2011 con el cual se pretende hacer un llamamiento a todos los padres invitándolos a jugar con sus hijos y a compartir con ellos un tiempo precioso y de un valor incalculable.

Sin hablarlo mucho, Alejandro y yo nos dimos cuenta desde que Nur tenía muy pocos meses, de que era una niña que no necesita muchos juguetes. A ella le gusta mucho observar, pero sobre todo tocar cualquier cosa que le parezca interesante o curiosa... y moverse. Experimentar con su cuerpo y con el movimiento. Ahí es donde sale toda su intrepidez y concentración. Desde muy pequeña, el conquistar nuevas posturas físicas ha sido su mayor entretenimiento. Desde que empezó a gatear con 5 meses, o a ponerse de pie con 6 (agarrada a la mesa) y a descolgarse del sofá con 8, pasaba horas investigando el mundo desde estas nuevas posturas y movimientos, primero en su manta Pickler y muy cerquita de ella, y con el tiempo, por toda la casa, su campo de juego. Aprendió antes a trepar y a bajarse del bugaboo (algo que podía hacer durante un buen rato varias veces) antes que a caminar (empezó a caminar con 12, y a trespar al cochecito con 11)

Cuando todavía era muy bebé me encantaba bailar con ella en brazos, disfrutaba con la carita de emoción que se le ponía, adoraba cómo me cojía un dedo con su manita minúscula.
Después, durante mucho tiempo gateé con ella, más bien detrás de ella, lo que la divertía mucho era ver que yo "no la pillaba". Ahora seguimos jugando a que yo (o su padre) la persigo por toda la casa, y ella va corriendo y se esconde para darme un susto, aunque todavía no sabe dar sustos, más bien se los doy yo a ella, que se parte de risa.
Los últimos cinco meses ha jugado mucho con el agua en la terraza. A llevar cubos de una pileta a la piscinita, a observar cómo cae el agua de un cubo a otro, a regar las plantas, a "beber", a mojarse entera, a jugar con la fregona... ¡le encanta el agua y todo lo que puede hacer con ella! 
También jugamos a que la pongo en la silla giratoria y le hago girar, y me escondo y hacemos cucú-trás (ésto último tiene infinitas versiones).
Últimamente también le gusta que nos sentemos juntas y le "explique" los dibujos de los cuentos. Puedo llegar a hacerlo 4 o 5 veces en un día con el mismo cuento.
Cuando vamos fuera, al parque, le gusta mucho empujar su cochecito de bebé de juguete, y encontrar sitios donde encaramarse y escalar. Cojer hojas, piedrecitas, y cuando hay árboles, le gusta cojer un palo grande y caminar, como si fuera una peregrina.

Nur no tiene juguetes con botones que hacen música, aunque cuando bajamos al parque le gustan los de otros niños, nosotros no somos muy partidarios de este tipo de juguetes, ni tampoco de que tenga muchos, sobre todo porque sabemos que a los dos días se cansa, pues son sedentarios  y ella necesita mover el body.
Y sobre todo improvisamos. Con el contacto corporal, con el movimiento, con la mirada o el gesto... disfrutando la una de la otra y del juego en sí mismo, sin objetivo alguno.

Y yo no sé si las otras mamás juegan con sus hijos de 17 meses, pero lo que yo veo es que Nur no necesita tanto que juegue "con ella", como que esté presente mientras ella juega. Eso sí. Necesita que yo esté junto a ella, presente y disponible. Todo el día. No sé hasta cuando, pero yo estoy aprendiendo mucho de este "estar presente". Y aunque a veces me agoto, descubro también mi egoísmo, y mi sombra se hace evidente. Me ayuda a ver dónde tengo que cambiar. Dónde puedo abrirme más. Dónde puedo amar más.Y vuelvo a convertirme en niña, a olvidar que estaba cansada, a olvidar que tenía que hacer algo, y empieza el carnaval de caras, voces, contacto, canciones y gritos en el que se convierte nuestra casa todos los días...

Cosas que ha aprendido Nur el último mes

Cosas que ha aprendido Nur el último mes (ahora tiene 17 meses):

-A pintarrajear con ceras de colores. Le ponemos un papel en el suelo y le encanta "pintar" con unas ceras Plastidecor que le compré. Alguna vez ha pintado el suelo, pero increíblemnete no lo ha vuelto a hacer (ni las paredes)

-A usar la trona para comer. Hasta ahora sólo la había usado este verano en casa de mis padres, en nuestra casa tenía que ir corriendo detrás de ella con la cuchara llena de comida para que diera un bocado. Ahora le gusta (y creo que lo necesita) ese momento en que comemos los tres juntos. Aunque le pilla antes de su hora y no suele comer mucho (comemos pronto porque Alex se va a trabajar), una hora y media después, más o menos, me lo vuelve a pedir (a su manera) y se come lo que le falta de una sentada.
-A comer con cuchara y a usar el tenedor. Le gusta hacer como nosotros y ya no nos deja que le demos de comer con la cuchara, lo quiere hacer ella sola, aunque como va más despacio aprovecha y con la otra mano coje puñados de "loqueseaqueestemoscominedo" y se los mete en la boca tal cual.
-A comer lo mismo que nosotros. Hacía tiempo que me resistía a dejar de hacerle comida para ella, aunque ya me había demostrado varias veces que no la quería. Ahora cocino lo mismo para los tres y le encanta, aunque no es de comer mucha cantidad, pero lo hace con apetito y lo disfruta (luego me toca a mi limpiar la trona y el suelo y a la niña, claro)

-A decir "awa" (agua), ayó (adiós), yatá! (ya está!). Hasta ahora sólo papá (o páaaa) y mamá. Y durante un tiempo todo era "mamá".
-También dice "guauguau" (aunque nosotros le decimos perro, a ella le gusta la onomatopeya) y "miau".
-A hacer el gesto con el dedo índice de "silencio", y con la mano en la cara hacia una lado de "duerme"... cuando uno de los dos gatos está durmiendo

-A subir y bajar el cochecito (el suyo) por las escaleras
-A subir por la escalera del tobogán de mayores (que es como una escalera de pared completamente horizontal). (Y a subir cualquier tipo de escalera)

-¡A bailar! Creía que nunca iba a llegar este momento, aunque con la poca música que ponemos en casa no es tan raro que haya tardado tanto, pero en fin. Le encanta seguir el ritmo de la música, en el coche, en casa, donde le pille.

-A dejar de decir constantemente "no" (gracias Rebeca Wild!). Me dí cuenta de que hay otras formas de poner "límites", y de que tenía que observar más las necesidades y los procesos de Nur (todavía más, y eso que me paso el dia mirándola), y ha sido muy curioso como ella ha dejado de decir "no" repetitivamente.

-Nur ha aprendido también a dormirse ella sola. Se toma el bibe y se queda dormirdita, ya no necesita que la coja en brazos, aunque sigue necesitando que me tumbe a su lado hasta que está totamente dormida (y tengo que salir de puntillas). A mi me gusta cantarle, al menos una vez al día, "La bendición de la madre"

-Desde este verano le encanta señalar los cuentos (ntó!), pero hemos visto que le gustan MUCHO! y que cuando ya se conoce los dibujos nos pide más! De momento señala todos los dibujos, y nosotros le vamos explicando cada vez: esto es un cerdito, un autobús con niños, una casa con perro, esto es un  árbol, una nubeee... :)

..Y yo he aprendido un poco más a decubrir el mundo a través de sus ojos y a saborear estos meses en los que todavía es  un poco bebé, a disfrutar de esta maternidad que puede ser dura a veces, pero que me llena el alma y me hace aprender muchísimo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La manta mágica

Cuando llegó a nuestras vidas el método Pickler, Nur tenía 6 meses.Llevaba un mes gateando y acababa de empezar a ponerse de pie y a mirar el mundo desde esas alturas. Gema y Emma nos habían regalado un corralito genial, donde Nur jugaba de vez en cuando cuando no quería estar en brazos y seguia su instinto explorador. El resto del tiempo la llevaba en mi manduca, abrazada a mí como un koala.
Nur ya era una bebé muy inquieta y despierta, siempre estaba explorando nuevos movimientos y parecía que nunca tenía sueño (nos costó unos meses aprender a reconocer cuando tenía sueño de verdad y acompañarla a dormir, ya que por sí sola era capaz de aguantar muchísimas horas sin dormir, y disimulaba muy bien ;)
El libro "Moverse en libertad" cambió nuestras vidas, a pesar de que nunca lo llegamos a leer completo, no fue necesario.
Recogimos el corralito antes de que se llenara de polvo y saqué una manta de verano que tenía en el armario y la doblé a modo de "corralito" sin barrotes. En ella coloqué los juguetes de Nur. Así, ella tenía todo el espacio de la casa para explorar, tocar, investigar... y la manta para descansar y jugar concentrada y tranquila. (Más tarde he leido en el blog de una madre "pickleriana" que a esta manhta la llaman "manta Pickler" ;).Y así Nur descubrió el suelo. Y yo también, pues siempre estoy a su vera, tumbada, a gatas, sentada... en el suelo. A partir de entonces dejamos de usar zapatos en casa, y el suelo se convirtió en una fuente de riquezas inimaginables, de tesoros por descubrir, de mil caminos para encontrar cosas geniales para jugar.
Y siempre el regreso a la manta.... a la seguridad de esos límites invisibles que delimitan el mundo de los juegos, el mundo privado e íntimo de Nur, y el mundo de los adultos, de los papás, lleno de posibilidades de aprendizaje y de conocimientos. Me encanta la manta. Es mágica. Y a Nur le ha proporcionado una "base de operaciones", un primer "entorno preparado" (ahora este entorno es toda la casa) desde donde crear sueños, inventar juegos, explorar el suelo bajo unos límites imaginarios, que siento que le dan seguridad y autonomía pero sobre todo libertad. Ahora Nur ya corre, chapotea en la terraza, escala por el sofá y las sillas, pero siempre vuelve a la manta, que es donde termina el día antes de ir a dormir, recogiendo juntas todos los juguetes y "cerrando" la manta, y donde comienza el día, cuando recién despertadas llegamos al salón, yo se la abro y le digo "¡buenos días Nur!"

lunes, 12 de septiembre de 2011

Traspasando un nuevo umbral de la maternidad...

A veces la maternidad me desborda... o eso me parece...
Después de un fin de semana largo de 3 días y de tareas y placeres compartidos com mi querido Alejandro, he podido descansar, leer y meditar. He repuesto mi energía y me he preparado para cruzar un nuevo umbral.
Lo más enriquecedor ha sido iniciarme en la pedagogía de Rebeca Wild, con su libro "Libertad y límites Amor y respeto", decisión que tomé tras los días duros de la semana pasada; he comprendido sutilezas de la crianza en las que antes no había reparado, o no había meditado en profundidad. Esta santa mujer invita a la reflexión sobre la verdadera libertad y sobre la autonomía y respeto que les damos a nuestros hijos. Nos recuerda que apenas conocemos el significado de la libertad y que apenas intuimos la responsabilidad que conlleva.

Creo que en algún momento de la semana pasada Nur no se sintió amada, que sus necesidades de afecto no fueron cubiertas como ELLA las necesitaba, y que por mi parte no fueron respetadas sus decisiones en varias ocasiones. Y aunque me sentí muy mal conmigo misma por ello, he comprendido, y sobre todo, he cambiado el chip muy rápido (estas cosas no se pueden hacer esperar).

Esta experiencia ha reforzado mi creencia de que el AMOR es la fuerza más poderosa y sanadora del universo, un amor consciente, respetuoso, disponible... (¡aaaay! ¡cuánto tengo que aprender todavía!)
Esta lectura, el descanso, los cuidados de mi amado Alex y la sonrisa y la ternura de mi hija, me han hecho recuperar el sentido de la maternidad, y esta vez renovado y fortalecido. Yo lo he notado, y Nur también. No sólo ha recuperado el apetito, su cara, sus ojos y su alma vuelven a sonreir. Porque sabe que su mamá está ahí. Totalmente disponible. Acompañándola con respeto, amor y empatía, conteniendo ese espacio invisible que envuelve amorosamente a la pequeña gran maestra, acompañándola en el camino de descenso de los mundos celestes (sí, ayer empezó asomar un nuevo diente).

He tomado muchas más conciencia, con mucha claridad, de que la prioridad de un niño es el sentirse amado (sobre todas las cosas), con todo lo que supone: el ser abrazado y besado (cuando quiere, respetando sus límites), respeto a sus decisiones, el ser tenido en cuenta, el ser escuchado, en su llanto, en su risa, en su grito, en su felicidad, en su necesidad y en su alegría.
Esta consideración y esta empatía han de ser tomadas al pie de la letra por quienes hemos elgido criar y educar fuera de los antiguos paradigmas de autoridad y limites (entendidos como el establecimiento de unas normas que benefician "mi" estilo de vida, y no tanto las necesidades esenciales de mi hija o su espacio vital).
Nosotros también tenemos que encontrar una nueva manera de contener a nuestros hijos, de enseñarles a vivir en libertad, respetando la libertad de otros y asumiendo la responsabilidad que esto conlleva.

En fin, que me encanta el libro y resueno muchísimo con él, en lo profundo y en la piel... es coherente y profundo, y muy fácil de entender. Me ha hecho ver, con otras cosas que he vivido últimamente, que los padres podemos (no me gusta usar la palabra "debemos") implicarnos en la pedagogía de nuestros hijos desde muy pronto, para que cuando lleguen a la escuela ellos sepan respetar el espacio y la libertad de los demás)
Claro que también nosotros DEBEMOS ( y aquí la uso sin ningún reparo) RESPETAR A NUESTROS HIJOS... desde el principio. Desde las "mínimas" decisiones que toman desde que son bebés. Y esto es muy sutil. Y hay que estar muy atentos, y conscientes. Y desprendidos. Y generosos...
En fin, cambiamos de piel, cruzamos nuevos umbrales, Nur lo está notando... ¡y yo también!
¡Feliz!

domingo, 11 de septiembre de 2011

10 cosas que he aprendido de mi hija

"10 cosas que he aprendido de mi hijo es un carnaval de blogs cuyo propósito es hacernos reflexionar, compartir, reír, emocionarnos y facilitarnos una mirada en retrospectiva acerca de cuánto hemos aprendido desde que emprendimos el camino de la maternidad."

10 cosas que he aprendido de mi hijo

Mi queridísima hija, desde que te asentaste en mi vientre, hace ya unos 2 años, incluso desde antes de llegar aquí, ya me estabas enseñando. A veces no estoy tan segura es de ser una buena alumna, de estar aprendiendo, al menos al ritmo que me gustaría… y eso es porque todavía soy muy exigente, aunque contigo estoy aprendiendo a ser más flexible conmigo y contigo. La mayoría de las cosas que te cuento aquí las estoy aprendiendo, por ejemplo no puedo decir que haya aprendido a ser paciente, pero sí que estoy en el camino de hacerlo… 

1- Contigo he aprendido a establecer nuevas prioridades, a valorar y disfrutar lo que es verdaderamente importante para mí.
2- Gracias a ti he aprendido a ir más allá de mí misma y de las limitaciones, a no hacer caso del “no puedo”, a intenta, intentar, intentar. Primero en el parto, y después cada día que he vivido y que vivo a tu lado, aprendo que siempre puedo abrirme más, adaptarme más, fluir más… que mis límites y condicionamientos los pongo yo misma y que en cualquier momento los puedo atravesar.
3- He aprendido a convivir con el caos, a ser menos “tiquis-miquis” con el orden y más flexible en general (aunque todavía me queda muuuuucho que aprender…)
4- Mi niña, tú me has enseñado que cada detalle nos puede contar una historia, que cada pequeña cosa, por insignificante que parezca, puede tomar dimensiones inusitadas y despertar emociones genuinas en nosotros.
5- Contigo aprendo a ver siempre el lado bello y bueno que cada momento tiene que ofrecer, y a cambiar el “chip” rápidamente para aprovechar cada oportunidad de gozo y disfrute que se me presenta (que es siempre ¡AHORA!)…
6- … porque tú me enseñas que sólo existe el momento PRESENTE, para tí no existe “ayer” o “luego”, sólo el ahora
7- Contigo he aprendido un día me puede cundir muchísimo, y que puedo hacer muchas cosas a la vez, que, como las antiguas diosas hindús, ¡tengo muchos brazos!
8- En estos 16 meses he aprendido a adaptarme a tus ritmos y a ser menos egoísta en todos los aspectos de mi vida en general. Que las cosas no son cuando “yo” quiero o como “yo” quiero.
9- Tú me enseñas cada día a rendirme ante el poder de la ternura, de los mimos, de una caricia, de que me cojas un dedo con tu manita, de que vengas y me des un abrazo o un beso… pues tu inocencia es mi maestra, y tu dulce mirada y tu sonrisa mi medicina.
10- Y lo más importante mi amor, he aprendido a experimentar un amor maravillosamente hermoso sin límites ni condiciones, y a disfrutar de él.

Mi querida Nur, tú eres mi gran maestra, una Luz que Dios ha enviado a iluminar mi camino, mis miedos y mis “no puedos”. Gracias a ti sé que puedo llegar a ser mejor persona, ante ti me hago pequeña y por el amor que te tengo me siento cada vez más cerca de las estrellas.



viernes, 9 de septiembre de 2011

Catarsis y libélulas

Catarsis. Llevo unos días luchando para que Nur duerma su siesta, para que coma, para que las cosas sigan como hasta ahora... y ya está bien. No es ella. Soy yo. Mi sombra se alarga demasiado, y ya es hora de transmutar. Las libélulas me lo vienen anunciando desde el principio con su rumor, que ya es un grito.

Esta mañana he tenido una catarsis. Simplemente necesito un descanso para sentarme y pensar y organizar de nuevo mi vida. Porque la siesta de la tarde se ha extinguido, y la de la mañana ha pasado a mediodía, justamente a la hora en la que preparo la comida, la hora y media antes de que Alex se vaya a trabajar. Así que hay que hacer cambios. Y tengo que ser yo, me tengo que adaptar a la nueva situación.

Levantarme, ducharme, hacer la compra y preparar la comida. Así podré dedicar la mañana a dar algún masaje y trabajar un poco en el estudio que recién hemos pintado. Así, cuando Nur se duerma la siesta de mediodía podré escribir, leer, meditar...
Creo que puedo estirar el tiempo, sí, creo que puedo hacerlo. Ya lo he hecho otras veces. Estando en hara, totalmente presente, respirando... Sólo serán unos meses, hasta que ella vuelva a hacer girar la rueda, hasta que lleguemos a un nuevo umbral... (me empieza a gustar la idea de cocinar por la mañana, creo que muchas madres lo hacen, luego ya te olvidas para el resto del día.)
Así que voy a tomarme el fin de semana para reflexionar un poco sobre esto y digerirlo, pues me ha venido un poco de sorpresa...

La libélula, criatura del viento que rompe con la ilusión de la rutina, me está enseñando a mirar la realidad desde otros ángulos, y me recuerda que los cambios deben hacerse, que ya es hora de madurar el fruto.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Nur en fase creciente

La luna está en su fase creciente, magnífica, enorme. Y Nur también.
Hoy ha sido uno de "esos" días difíciles. Nur y yo llegamos hace dos días de París, una ciudad que se hace muy dura con niños pequeños, y aunque ha sido un viaje muy bonito, estamos cansadas, sobre todo yo. Y el cansancio no ayuda.
Nur lleva dos noches muy inquieta; me ha dicho un pajarito que se acerca otro movimiento de tierra muy fuerte, y no me extrañaría que estas noches agitadas para los tres estén siendo por la cantidad de energía electromagnética que se está movilizando con el terremoto.
La primera mitad del día de hoy, mi hija se lo ha pasado gritando, nerviosa y muy inquieta. Se tocaba mucho la boca, así que imagino que los dientes tendrán algo que ver. Y la pérdida del mundo celeste también. ¡Qué difícil es a veces acompañar en estos procesos!

Por otro lado, ya hace tres semanas que regresamos de las vacaciones, y en este tiempo Nur ha eliminado la siesta de después de comer (la de la mañana la ha pasado a mediodía), y apenas come, prácticamente se alimenta de leche y cereales. Y yo, o mejor dicho, mi "yo", mi pequeño ego, esa parte que lo quiere tener todo bajo control, entra en conflicto. "Ahora que ya me había acostumbrado a las dos siestas..."
Y sobre la comida... uf. Sé que los bebés y los niños comen sólo lo que necesitan, y también que algunos bebés son más lactantes que otros, Mónica, la pediatra de Nur, nos dijo que hay bebés que llegan a los dos años a base de leche y cereales (con teta o sin teta) y que es perfectamente normal. Y aunque Nur sólo tiene 5 dientes (o sea que su sistema no estaría preparado para los sólidos) y está sana y fuerte (muy fuerte), hay algo dentro de mí que no termina de aceptar el que coma tan poco.
Esta tarde, desesperada, he terminado llamando a unos amigos cuyo hijo comía poco, y me han dicho que, ahora que tiene 4 años, sigue sin comer apenas, pero que como está muy sano ellos ya se han acostumbrado. También duerme poco. Como Nur, es sanguíneo, y para los niños con este temperamento la vida merece ser celebrada constantemente, y el dormir y el comer son absolutamente secundarios y puramente fisiológicos (y su fisiología parece que apenas lo necesita, además). "Son nuestros maestros", me han terminado diciendo. "Sí, lo sé..."
Así que parece que me tendré que seguir trabajando la paz-ciencia.

Algunos dias Nur come como una leona, y luego a lo mejor en tres días que apenas prueba bocado.
Más tarde he hablado con mi amigo Jose que me ha dicho que los niños que vienen preparados para la nueva vibración apenas necesitan comer, son los niños que tienen muchas alergías alimentarias, etc. Vamos, que mi hija se alimenta de prana. La Vida, por ser vida, es su alimento. Y aunque intelectualmente me parece fantástico y podría sentirme orgullosa ¿?, mi "pequeño yo", la que controla, la que exige, la que quiere que las cosas sean como "yo creo que deben ser", se enfada y lucha. Y encima Nur hoy no ha querido ni siquiera el bibe de antes de ir a dormir... será que se le ha cerrado el estómago de los nervios que le he contagiado. Y yo... todavía estoy más cansada de lo que estaba.

Creo que Nur me está diciendo: "mamá, me estoy haciendo grande..." y que también me está diciendo: "...y me da miedo"
Y a mí también, hija, pues estoy un poco perdida, como tú, lo nuevo, los cambios... a veces parecen difíciles, aunque luego no lo sean.
Y aquí hay un trabajito que hacer... flexibilidad, respeto, adaptabilidad, comprensión, dulzura, aceptación, apertura... tengo que ser junco. No me queda otra.

martes, 6 de septiembre de 2011

Querida Khaoula...

Estás a mitad de camino de tus diez lunas. Diez lunas gestando luz y abrazando el milagro de la vida en tu vientre, en tu útero sagrado expandiéndose irremediable y amorosamente como el universo mismo. Estas, como se suele decir, en estado de Gracia.

La joya resplandeciente de tu vientre viene potente, hermana. Acompañada por sus ancestros del desierto, de Africa, por tu parte, y por parte de padre de las diosas de la India, viene potente, sí señora. Tripura Sundari, Kali, Lakshmi, Tara... ellas son las Mahavidyas, las divinas diosas de la sabiduria. Y ellas la acompañan, la envuelven y juegan con ella en los mundos celestes. Ahí es nada, querida...

Hace un rato estaba recordando a Kali y lo que hablamos el otro día... y siento que tu hija viene de su mano muy particularmente y que, como ella, trae el poder de destruir las limitaciones humanas y las viejas... y también como ella, Kali Ma, la Madre negra, la Compasiva, trae luz para acabar con las sombras de la ignorancia y la negatividad.
Siento, mi querida hermana del alma, que has sido bendecida con la llegada de un gran ser que traerá libertad e iluminación, y sobre todo un amor tan grande y maravilloso que nunca has podido imaginar hasta ahora. Pues cuando no tenemos hijos estamos bien y tal vez no los necesitamos, pero cuando los hemos tenido ya no podemos vivir sin ellos.

Nur (tu ahijada), tu hija que ya está en camino... ellas son maestras que traen la realidad de un mundo nuevo construido con amor y belleza. Ellas, tan cercanas a la fuente divina y a la matriz de la Gran Madre, traen la buena nueva del cáliz sagrado que se derramará en nuestros corazones si estamos preparadas y abiertas para recibirlo. Ellas son las chamanas y sacerdotisas del nuevo tiempo y de la nueva vibración. Conocen este mundo, pues lo han transitado muchas veces, y también conocen otros mundos, donde habitan los dioses y los Elohim... ellas vienen de allí.

Cuando nazca tu hija, quizás no serás quien eras, pero serás quien eres. Con toda tu luz, con toda tu sombra. Ella será el espejo puro y transparente en el que te verás todos los días y que reflejará quién eres en realidad. Y eso no debe asustarte, porque te ayudará a transformar las sombras en luz a través del poder de la ternura, de la dulzura... mostrándote el camino con la pureza de su ser...

Estás punto de entrar en una dimensión en la que sólo existe el momento presente vivido como un regalo y un don, en la que el "tiempo" como lo conocías deja de existir, en la que una caricia o una mirada hace que cada momento sea sagrado.

Qué felicidad siento por tí, por ella, por las dos. Vas a dar a LUZ, como corresponde a tu naturaleza divina femenina. ¡Qué bendición! Vas a ser una madre maravillosa, grande. Con tu dulzura, con tu sabiduría, y tu instinto (y tus conjuros del desierto), serás para tu hija la estrella brillante que podrá ver siempre que se encuentre en una noche cerrada de la vida. Serás para ella la diosa de cuyos pechos brota el néctar divino de la abundancia y de la Vida. Y te amará. Incondicionalmente. Para siempre. ¡Alegría hermana!